lunes, 31 de agosto de 2009

Canto de Markirya


¿Quién verá al blanco navío
dejar la última costa,
los pálidos fantasmas
en su frío seno
como gaviotas que gimen?

¿Quién prestará atención a un blanco navío,
difuso cual mariposa,
en el mar ondulante
sobre alas como estrellas,
el mar encrespado,
la espuma flotante,
las alas brillantes,
la luz marchitada?

¿Quién escuchará el rugir del viento
como hojas en un bosque;
las blancas rocas que gruñen
bajo el fulgor de la luna,
bajo la luna que mengua,
bajo la luz moribunda
de la luna que cae;
la tormenta que murmura,
el abismo en conmoción?

¿Quién verá congregarse las nubes,
los cielos doblegarse
sobre desmoronadas colinas,
en un mar agitado,
un abismo que se abre,
la vieja oscuridad,
más allá de las estrellas
que caen
sobre torres caídas?

¿Quién prestará atención a un quebrantado navío
sobre las rocas negras
bajo cielos rotos,
un sol empañado que oscila
sobre huesos relucientes
en la última mañana?
¿Quién verá la tarde postrera?

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