El dirigente ultraderechista Eugene Terreblanche ha sido asesinado a machetazos en su granja de la localidad de Ventersdorp, en el noroeste de Sudáfrica. El líder del grupo supremacista blanco Afrikaner Weerstandsbeweging (AWB, Movimiento de Resistencia Afrikáner) apareció en la cama, con múltiples heridas en la cabeza, un machete sobre él y una porra cerca del lecho.
La capitana de la Policía de la provincia del Noroeste, Adele Myburgh, ha indicado que un hombre de 21 años y un menor de 15 han sido detenidos como supuestos autores del asesinato. Ambos declararon que habían discutido con Terreblanche porque no les pagaba el trabajo que hacían en su granja.
Tras conocer los hechos, el principal partido de la oposición, la liberal Alianza Democrática (DA), ha apuntado que "esto sucede en una provincia donde las tensiones raciales en la comunidad agrícola rural en aumento". Para la responsable de la DA Juanita Terblanche, estas tensiones están "alimentadas por expresiones racistas irresponsables del líder de la liga juvenil del (gobernante) Congreso Nacional Africano, Julios Malema, y el secretario de la Confederación Sindical (COSAT) del Noroeste, Solly Pheto". Terblanche ha resaltado que ella no compartía los postulados políticos de Terreblanche, pero ha añadido que esta acción constituye "un ataque a los distintos componentes de la democracia sudafricana".
Estética nazi
El ministro de Seguridad Pública de la administración de Noroeste, controlada por el gubernamental CNA, Howard Yawa, ha mostrado su "conmoción" por el asesinato, que ha condenado en "los términos más fuertes posibles", y ha pedido calma en la provincia y que se permita que la ley siga su curso.
El AWB, fundado en 1973 por Terreblanche y otros seis afrikáner, se organizó como un grupo paramilitar con símbolos similares a los de los nazis. Tanto Terreblanche como otros miembros del grupo estuvieron en la cárcel, condenados por posesión de armas y algunas acciones terroristas. El AWB amenazó con una "guerra civil" en los años previos a las dos elecciones democráticas de 1994, que llevaron a Nelson Mandela a ser el primer presidente negro de Sudáfrica y acabaron definitivamente con el régimen del apartheid. El líder asesinado mantuvo su defensa del apartheid, pero en los últimos 15 años permaneció relativamente apartado de la política activa.
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