martes, 22 de junio de 2010

Solsticio de Verano

Hace miles y miles de años, nuestros ancestros, procedentes de Hiperbórea, la Tierra desde donde sopla el Viento del Norte, emprendieron un largo camino...; conquistaron todos y cada uno de los rincones de nuestro continente y, con su sangre sagrada a modo de semilla mágica, engendraron el gran árbol que es, justamente, nuestra gran patria, Europa, un Pueblo y una Tierra a un mismo tiempo; cuyas raíces se hunden tan profundamente en sus tierras como alto se alzan sus ramas hacia el cielo estrellado; ramas que no son si no los diversos pueblos europeos que, unidos por un tronco común, saludan con sus brazos extendidos al Astro rey...

Desde entonces y a través de todos los grandes pueblos que han dado origen a la rica diversidad europea, celtas, eslavos, germanos, helenos, romanos..., y sus descendientes, los europeos han celebrado al Astro rey, llegado el Solsticio de Verano, durante milenios...

Así, por doquier, cuando caía la noche del día más largo del año, hombres y mujeres, viejos y niños, cual indestructible comunidad popular, se aprestaban alegremente alrededor de una pira y el fuego de sus corazones limpios se unía entrelazadamente en comunión con el fuego de esa hoguera que se elevaba hacia la inmensidad del Universo, anunciando que, aunque a partir de ese mismo momento, siguiendo ritualmente cual rueda del eterno retorno del ciclo anual, los días irían cediendo paulatinamente ante las noches, el Sol regresaría y triunfaría...

Y tan arraigada y sagrada es esta tradición en lo más profundo del alma europea que, como en tantísimas otras tradiciones que marcan el ciclo vital anual, cuando el Cristianismo pretendió sustituir a las ancestrales creencias paganas de los pueblos europeos por su nueva fe, llegada desde Oriente, tuvo que ceder y dejar que perviviera, a través de lo que hoy conocemos como la Noche de San Juan, lo que en realidad no es si no la antigua celebración del Solsticio de Verano.

Hoy, como si de una terrible pesadilla en una larguísima noche se tratara, cuando Europa entera vive sus horas más sombrías y todo parece augurar que las fuerzas de las tinieblas y sus vasallos puedan triunfar, al igual que nuestros ancestros lo hacían ya hace miles y miles de años, aprestémonos alrededor del fuego y abramos nuestros corazones para que, en total comunión de espíritu, el fuego que también anida en ellos se alce hacia el cielo y haga regresar al Astro rey, el Sol invicto, para que éste triunfe por siempre jamás entre nuestros Pueblos y sobre nuestras Tierras, Europa.

Amigos y Camaradas:

¡¡¡ Feliz Solsticio de Verano !!!
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